La sociedad moderna no sería lo que es hoy sin las múltiples investigaciones que se han desarrollado en torno al campo de la reproducción humana. Por más de 40 años, especialistas de diversos países vienen investigando cómo hombres y mujeres con grandes desafíos en su fertilidad y diversas enfermedades relacionadas, podrían formar una familia a través del acompañamiento de la ciencia y técnicas que involucran al extenso mundo de la fertilidad.
Y, aunque muchas personas crean solo lograrán ser padres a través de tratamientos muy complejos y costosos, las estadísticas demuestran todo lo contrario: el 80% de las parejas que consultan a un especialista consiguen un embarazo por medio de los tratamientos de baja complejidad, que son aquellos donde la intervención médica es menor y la fertilización se da dentro del cuerpo de la mujer.
Los tratamientos de fertilidad de baja complejidad más conocidos en la actualidad son la Inducción a la Ovulación y la Inseminación Artificial, dos técnicas perfectamente estudiadas a lo largo del tiempo y practicadas en los centros de reproducción de todo el mundo. En dichos tratamientos, lo que se busca es favorecer las condiciones para que se logre un embarazo estimulando y sincronizando el ciclo fértil de la mujer o ayudando al encuentro entre el óvulo y el espermatozoide y así lograr el embarazo.
Inducción a la ovulación
Los trastornos en la ovulación femenina es una de las principales causas por las cuales una mujer no consigue un embarazo en el corto plazo. Para tratar este problema está el tratamiento de fertilidad de baja complejidad llamado Inducción a la Ovulación, que consiste en la estimulación de los ovarios para que estos logren expulsar el óvulo que posteriormente será fecundado para lograr el deseado embarazo.
Con este tratamiento, que se desarrolla gracias a la administración de medicamentos que tienen hormonas similares a las que naturalmente desarrolla la mujer, lo que se busca es monitorear y controlar el ciclo menstrual en favor de conseguir un embarazo. Para lograr una gestación por medio de la inducción a la ovulación, el médico realiza una serie de ecografías desde el primer día de la menstruación, día en que también comienza la toma de los medicamentos hormonales por parte de la mujer.
Una vez obtenido el desarrollo adecuado de los folículos, se administran otros medicamentos para lograr la maduración final de los óvulos, y luego, se programa el momento más adecuado para orientar las relaciones sexuales en la pareja, la inseminación artificial o la captación para el tratamiento de fertilidad.
Frecuentemente es necesario realizar una o dos ecografías más hasta identificar el día en que el ovario va a producir la ovulación y así saber cuáles son los días de mayor probabilidad de embarazo.
Inseminación artificial
Una de las técnicas más sencillas que existen dentro de los tratamientos de fertilidad es precisamente la Inseminación Artificial, método que consiste en depositar, por medio de un catéter, los espermatozoides en la profundidad del útero y así facilitar la llegada del embarazo.
Previo a este procedimiento, la muestra de semen se lleva al laboratorio donde, por medio de varios procesos especializados, se seleccionan los espermatozoides con mayor potencial de fecundación, que luego se introducirán en lo profundo del útero.
El porcentaje de éxito de cada uno de los tratamientos de fertilidad puede ser variable. Los tratamientos de fertilidad de baja complejidad presentan una tasa de éxito del 50 al 60% en un acumulado de cuatro a seis meses.
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